El hombro es una articulación cuyo funcionamiento debe ser como el de los engranajes de un reloj ya que requiere que 5 articulaciones se muevan en armonía y que los músculos encargados de desplazarlas trabajen equilibrados.
ANATOMÍA DEL HOMBRO
Mientras que la superficie articular de la cabeza del húmero es de unos 24 cm cuadrados aproximadamente, la cavidad en el omóplato donde tiene que meterse tiene sólo la sexta parte de superficie. Es por tanto una articulación muy inestable que necesita de la correcta tensión de los músculos y de un fibrocartílago llamado "labrum" para no desplazarse y comprimir la articulación durante los movimientos del brazo.
En concreto, los músculos más importantes para la estabilidad del hombro son los que forman el manguito rotador:
- Supraespinoso
- Infraespinoso
- Redondo menor
FUNCIÓN NORMAL DEL MANGUITO ROTADOR
Su función es, además de ayudar a girar el brazo hacia fuera (de ahí su nombre) y a separarlo del cuerpo, sobretodo mantener centrada la cabeza del húmero en la articulación al mover. Así contrarrestan la acción del músculo deltoides que, al contraerse, tira del húmero hacia arriba impactándolo contra el acromion del omóplato (la bola de hueso justo encima del hombro). También actúan como antagonistas de los músculos pectorales que tiran del hombro girándolo hacia dentro.
PINZAMIENTO DEL HOMBRO O IMPINGEMENT
Cuando existe un desequilibrio entre los pequeños músculos del manguito y los más superficiales y grandes la cabeza del húmero choca contra el acromion o se subluxa hacia adelante, deformando la cápsula y los ligamentos de la articulación y pellizcando el tendón del propio músculo supraespinoso. Como esa zona tiene muy mala irrigación sanguínea las microlesiones no cicatrizan correctamente provocando más debilidad del manguito, más desequilibrio y más pellizcamiento progresivamente. Con el tiempo el tendón está tan degenerado que se rompe en algún movimiento trivial, provocando más dolor al girar e incapacidad para levantar el brazo lateralmente
LA IMPORTANCIA DE LA POSTURA
La habitual tendencia a estar encorvado, con los hombros y la cabeza adelantados y los omóplatos altos y despegados (lo que se llama escápulas aladas) perpetúa el desequilibrio, acortando y endureciendo los músculos pectorales y de la zona cervical (fibras superiores de trapecio y angular de la escápula) y fatigando y debilitando los músculos en la parte posterior de la espalda (trapecios medio e inferior, romboides, serratos...) y la cara anterior del cuello.
ENTRENAMIENTO MUSCULAR TERAPEÚTICO
Para mejorar la estabilidad del hombro es muy importante fortalecer los músculos que tiran del húmero hacia abajo y atrás, descomprimiendo así el tendón del supraespinoso.
Por eso es fundamental fortalecer los músculos que bajan y juntan los omoplatos como en la máquina B/3, siempre partiendo de una postura erguida, corrigiendo la tendencia a encorvarse.
El entrenamiento del latísimo del dorso con nuestra máquina F/15 es muy importante. Hay que tener precaución que durante el movimiento de vuelta los hombros no suban, corrigiendo así la mala postura. Así mismo se debe evitar la tendencia cuando se trabaja intensamente a adelantar la cabeza al tirar de la máquina, recomendándose para ello tener la cabeza apoyada en posición neutra
La máquina G/8 trabaja el deltoides en el clásico movimiento de apertura lateral o el pájaro. Esta dirección de movimiento es agresiva para el supraespinoso si se levanta el codo por encima del hombro. En este caso se aconseja empezar a trabajar con la máquina cuando el cuadro doloroso está sub-agudo a crónico y siempre, o bien con baja resistencia y predominio del trabajo excéntrico (volviendo tan lentamente como se pueda), o bien con empuje isométrico (sin movimiento) contra la máxima resistencia de la máquina en una o varias posiciones por debajo rango donde empieza.
Las máquinas que trabajan pectorales como la D/7 y la 5 deben entrenarse desde la corrección postural de los hombros (abajo y atrás) y la cabeza (en ligera retracción, apoyada), siempre con predominio del trabajo excéntrico (el movimiento de vuelta desde la máxima contracción) para estirar así los pectorales mayor y menor.
El fortalecimiento de alta intensidad mediante entrenamiento con resistencia progresiva de estos músculos recentrará y estabilizará la cabeza humeral en la articulación reduciendo los síntomas dolorosos y recuperando la movilidad en la mayoría de personas con dolor de hombro, siempre que sigamos las directrices de entrenar en un recorrido articular que no provoque dolor.
Se recomienda complementar el tratamiento activo con ejercicios de estiramiento de los pectorales y, puede ser necesario en las fases más agudas empezar con algunas sesiones de terapia manual para facilitar la descompresión de las estructuras dañadas. No obstante debemos recordar que la mayoría de medidas pasivas han demostrado poca o ninguna eficacia en el tratamiento de este problema.
Si no se experimentan mejoras conviene valorar con pruebas de imagen para identificar posibles roturas completas del manguito rotador o la presencia de una malformación del acromion que lo hace más afilado y puntiagudo (tipo III). En estos casos la cirugía debe ser una opción a valorar.
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