Mientras que los cambios degenerativos asociados al dolor
crónico que ocurren en la columna lumbar están bastante bien documentados desde
hace tiempo, en el cuello las pruebas al respecto son más recientes.
Por un lado se conoce que la forma de los discos
intervertebrales cervicales difiere de la de los lumbares. Los núcleos acuosos
son mucho más grandes, mientras que la pared que los contiene, el anillo
fibroso, es mucho más fina y endeble. Por ello, la degeneración discal en forma
de protrusiones o hernias en mucho más frecuente que en la columna lumbar,
tanto que se considera normal conforme envejecemos.
De igual forma, los cambios en las superficies de las
articulaciones cervicales, la artrosis y picos de loro, también se consideran
normales cuando nos hacemos mayores y están presentes con la misma frecuencia
en personas que tienen dolor y en las que no. No parecen, por tanto, la causa
directa del dolor cervical.
Por otro lado, recientemente se han identificado cambios en
los músculos cervicales más profundos cuando se comparan personas sanas con
aquellas que tienen dolor cervical crónico. Actualmente hay pruebas que
demuestran que este es el factor clave, algo que normalmente no se suele tener
en cuenta cuando se analiza la resonancia magnética del paciente.
Aquellos con cervicalgia repetitiva tienen los músculos
espinales profundos, tanto flexores como extensores, con grasa infiltrada
dentro de los vientres musculares, alteraciones en el grosor del músculo y un
mayor predominio de fibras musculares altamente fatigables (D.Falla y J.Schomacher, 2013).
Además, cuando se analizan con electromiografías, dichos
músculos presentan una activación muscular reducida y patrones anormales en esa
activación, es decir, dichos músculos se vuelven “perezosos”. Esto obliga a que
los músculos más superficiales del cuello como los trapecios o
esternocleidomastoideos aumenten su patrón de activación, y acaben provocando
dolor por contracturas y puntos gatillo musculares. (S. Mottram y M.Commerford,2001)
Por tanto, el
tratamiento en los problemas cervicales debiera enfocarse en recuperar el
funcionamiento normal de los músculos cervicales profundos mediante ejercicios
activos, más que en aplicar repetidas veces técnicas pasivas sobre músculos más
superficiales.
Ya hay pruebas de que entrenar la activación de los flexores profundos cervicales mediante ejercicios terapéuticos sencillos tiene efectos muy positivos en la cervicalgia crónica, así como en la cefalea cervicogénica
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